Las emociones son inherentes al ser humano. Estas, junto con nuestras sensaciones físicas, son nuestros sensores, nos dan información sobre lo que ocurre, sobre cómo nos afecta, así como sobre nuestras necesidades.
Cuando hablo de ellas siempre me gusta resaltar su valor e importancia en nuestra supervivencia, puesto que actúan como si fueran un sistema de alarma, nos señalan las cosas que son peligrosas o aversivas, y que, por lo tanto, debemos evitar, y también aquellas que son agradables o apetitosas, y a las que, por lo tanto, debemos acercarnos y tratar de mantener.
No existen emociones buenas o malas, pues cada una de ellas tiene una función sana. A veces puede costarnos entender para qué sirven algunas de ellas, sobre todo aquellas más desagradables, pero ninguna de ellas existiría si no tuviera una función fundamental y adaptativa para los seres humanos.
Entonces… ¿Qué me quiere decir cada emoción?
Cómo decía anteriormente, todas las emociones tienen su función. Te explico algunas de ellas a continuación para que puedas comprenderlas mejor.
¿Qué función tiene el miedo?
El miedo es una emoción protectora y aparece ante situaciones o estímulos que pueden ser peligrosos o de carácter amenazante. La respuesta del miedo nos permite reaccionar ante el peligro y ponernos a salvo.
El problema de esta emoción es que puede activarse ante situaciones o estímulos que realmente no suponen una amenaza o cuando nos lleva a estar en un estado de alerta permanente.
¿Qué función tiene la alegría?
Las sensaciones de bienestar y seguridad son fundamentales para los seres humanos. La alegría es adaptativa, es social y motivacional. Podríamos decir que esta emoción actúa como reforzador, pues nos indica que este es el camino correcto, que estamos bien aquí y, por lo tanto, nos llevará a reproducir esos comportamientos o acciones que son positivos para nosotros y que nos hacen sentir bien.
Hay personas que esta emoción no la viven bien, sienten culpa o incomodidad por sentirla o incluso invalidación por no darse el derecho de “ser feliz”.
¿Qué función tiene la tristeza?
La tristeza nos permite la integración y facilita a la introspección. Cuando sentimos tristeza, nuestro nivel funcional disminuye y baja nuestro nivel de activación; esto sucede, precisamente, para que podamos reflexionar sobre lo que ocurre. El mensaje que nos da la tristeza sería algo como: “algo no va bien, para y reflexiona”, de esta forma nos está dando la oportunidad de restaurarnos, pensando y dando espacio a lo que está sucediendo.
Esta emoción se autorregula si la escuchamos, si dejamos que fluya y cumpla su función. Si no nos permitimos sentirla y si la evitamos, nos acabará pasando factura, puesto que no dará espacio a reintegrar lo que sucede, por lo tanto, nos acabará desbordando. Enterrar emociones tiene consecuencias.
¿Qué función tiene el enfado?
El enfado se relaciona con la rabia o la ira, y aunque no lo creamos, porque es una emoción tiene mala fama, su función es de autoprotección y tiene mucho que ver con nuestro instinto de supervivencia, ya que nos permite defendernos.
El enfado nos moviliza para responder a una situación que percibimos como una amenaza, cuando algo nos parece una injusticia o algo está siendo ofensivo. Podemos ver a la rabia como un aviso que nos alerta de que estamos siendo atacados, de que algo para ti puede ser un límite o que no estás siendo respetado. Esta emoción está orientada a protegernos de forma activa (al contrario que el miedo).
Esta emoción desregulada puede llevarnos a la violencia y al descontrol, pero rechazarla e invalidarla no nos permite cuidarnos, defendernos ni protegernos y nos posiciona en la sumisión.
Enfado, alegría, tristeza y miedo son solo cuatro de las emociones que puede experimentar una persona a lo largo de su vida, sin embargo, próximamente seguiremos contándote cómo funcionan otras emociones e, incluso, sentimientos como la culpa o la vergüenza. Así podrás tener una visión más completa de tus emociones y sentimientos para poder abrazarlos.
Si quieres aprender a estar en contacto con tus emociones y saber cómo gestionarlas, no dudes en acércate a nosotras. Estaremos encantadas de ayudarte a conocer el funcionamiento de tus emociones y adquirir las herramientas necesarias para su regulación y gestión.