Las emociones son parte fundamental de la experiencia humana, pues nos permiten responder a nuestro entorno y a todas las situaciones a las que nos enfrentamos en el día a día. ¿Para qué sirven las emociones? Como mencionaba en la parte anterior de este tema, cuando hablo de ellas siempre me gusta destacar el papel indiscutible que tienen para nuestra supervivencia y su acción protectora. Además de la alegría, el miedo, la tristeza y la ira, quiero hablarte de otras como la sorpresa, el asco, la ansiedad, la culpa y la vergüenza
Todas nuestras emociones juegan un papel fundamental a la hora de interactuar no solo con los demás, sino con el contexto. Siempre me gusta resaltar que no existen emociones buenas o malas, pues todas cumplen con una función sana y específica. Las emociones nos hablan de una necesidad y de la acción necesaria para obtenerla.

En ocasiones, resulta muy difícil comprender lo que sentimos y para qué nos sirve, especialmente cuando se trata de aquellas emociones más desagradables.
¿Para qué sirven las emociones?
Todas nuestras emociones son válidas y cumplen un papel específico, pero es importante aprender a identificarlas, entender cómo funcionan y por qué las sentimos, así como pedir ayuda si nos cuesta su gestión y regulación.
¿Para qué sirve la sorpresa?
La sorpresa es una emoción que aparece cuando algo inesperado o novedoso ocurre y rompe nuestras expectativas. ¿Cuál es la función de la sorpresa? Esta emoción nos facilita la curiosidad y el aprendizaje, así como el surgimiento de la reacción adecuada ante situaciones inesperadas. Nos obliga a prestar atención de forma rápida a lo que está ocurriendo.
Gracias a la sorpresa es posible reajustar nuestras expectativas, planes, formas de actuar y de responder ante esta nueva situación. Cuando algo nos sorprende, el cerebro se activa para procesar la nueva información, lo que puede llevar a un aprendizaje y a una adaptación rápida. Aunque pueda parecer muy fugaz, actúa como una entrada de otra emoción; es muy importante, pues al ser esta la emoción inicial nos permitirá focalizar la atención en los estímulos que captamos y en aquellos que están por presentarse.
¿Para qué sirve el asco?
El asco es un mecanismo de supervivencia y se trata de una emoción muy fuerte y visceral que aparece por la presencia de situaciones o sustancias repulsivas. Una sensación desagradable, pero sumamente protectora. Curiosamente, el asco es una emoción que nos ayuda a evitar peligros potenciales que podrían ponernos en riesgo. Por ejemplo, ¿Sabías que puede protegernos de ingerir sustancias que podrían ser dañinas para el cuerpo? Esta emoción, también nos activa la necesidad de escapar o de huir.
Hay que destacar que también existe el asco moral, siendo la reacción emocional que nos producen algunas conductas indeseables o tratos discriminatorios. Este nos ayuda a modular las conductas sociales, favoreciendo a adecuar nuestros comportamientos.
¿Cómo actúa la ansiedad?
La ansiedad es una emoción asociada a un sentimiento de miedo, temor, preocupación e inquietud. Esta emoción tiene un propósito muy importante, avisarnos de posibles amenazas. ¿Para qué sirve la ansiedad? La ansiedad nos prepara para enfrentarnos a los desafíos y mantenernos alerta ante posibles peligros. Además, es la emoción responsable de planificar acontecimientos y tomar precauciones. Anticipar lo que va a pasar y los problemas que podemos encontrarnos nos puede ayudar a prepararnos ante ellos.

Cierto grado de preocupación y de activación nos llevará a prepararnos y activarnos para buscar soluciones, por lo que esta emoción vemos que, una vez más, tiene una función sana y no debemos renunciar a ella.
Al igual que las emociones que hemos ido explicando, la ansiedad también puede ser muy limitante y puede interferir mucho en nuestras vidas si tenemos dificultades para gestionarla. El problema que se da con esta emoción es cuando vivimos en alerta e hipervigilancia constante, cuando nos planteamos los escenarios más adversos o cuando creemos que no vamos a poder gestionar la situación ni afrontarla.
¿Qué es la culpa?
La culpa es una emoción que cuando actúa desde la función sana podríamos llamarla responsabilidad, permitiéndonos así revisar nuestras formas de actuar, aprender y corregir nuestros errores.
Cuando hablo de la culpa me gusta hablar de dos funciones, la primera aprender de mi error y la segunda reparar mi actuación si es posible.
Con esta emoción tenemos que tener especial cuidado, si no la toleramos bien podemos o bien sentirnos culpables por todo o no asumir nuestra responsabilidad en las situaciones.
¿Qué es y para qué sirve la vergüenza?
La vergüenza es una emoción que nos ayuda a que nuestras conductas encajen con las del grupo al que pertenecemos. Sentimos vergüenza cuando hacemos algo que percibimos como inadecuado o que puede exponernos al rechazo o la crítica de los demás. Sin ninguna sensación de vergüenza no mediríamos el efecto que nuestras conductas pueden tener en los demás.
Al igual que el miedo o la ansiedad, es más intensa en las situaciones nuevas, ya que el propósito de esta es activar nuestro cuerpo, nuestra atención y enfatizar nuestra respuesta.
La vergüenza se vuelve más complicada cuando nuestras interpretaciones del contexto no son correctas, así como cuando nos angustiamos por sentirla y tendemos a la evitación, puesto que el proceso que hacemos para enfrentarnos y que disminuya e incluso desaparezca, no se da, provocando entonces que se acumule, se intensifique, llegando al bloqueo y condicionando nuestro comportamiento. La vergüenza puede ser muy útil por su capacidad de adaptación, pero también puede ser una emoción complicada que puede llegar a invisibilizarnos y a actuar con base en expectativas externas.
La sorpresa, el asco, la ansiedad, la culpa y la vergüenza son solo algunas de las emociones o sentimientos que podemos experimentar a lo largo de nuestras vidas.
Si quieres aprender a estar en contacto con tus emociones y saber cómo gestionarlas, no dudes en acércate a nosotras. Estaremos encantadas de ayudarte a conocer el funcionamiento de tus emociones y adquirir las herramientas necesarias para su regulación y gestión.